La limpieza nos aporta tranquilidad y paz mental. Es un hecho que limpiar o desarrollar nuestra actividad en un entorno limpio nos da sensación de control, seguridad y favorece que podamos concentrarnos en nuestra tarea real. El cerebro interpreta la falta de higiene o de orden como tareas a medio hacer, y comienza procesos innecesarios que afectan inconscientemente nuestro funcionamiento. Un entorno limpio también nos libera de la ansiedad que puede generar el riesgo de contraer enfermedades.
Limpiar, ordenar y organizar un hogar o un espacio es una muy buena actividad, tanto física como mental. Generamos endorfinas y nos mantenemos activos al mismo tiempo que desconectamos. El orden y la higiene suelen ser pilares a la hora de hacer cambios de rutina o procesos de cambio personal.
De la misma manera, la necesidad de limpieza y orden puede suponer un problema. La mejor manera de lograr y mantener un espacio limpio y ordenado es la rutina. Es necesario tener claros los resultados que queremos obtener y dosificar los tiempos de limpieza para que no interfieran con nuestro tiempo libre.
La limpieza y la salud mental van de la mano; poner en orden un espacio nos puede ayudar a poner en orden nuestras ideas.
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