Desmontando mitos sobre la limpieza doméstica

Durante la pandemia, habrás escuchado hasta la saciedad esta frase, pero lo que nunca se explica que el cobre tiene una gran capacidad antimicrobiana. De hecho, en el antiguo Egipto, almacenaban el agua en urnas de este material, ya que se mantenía mucho mejor. Todo esto, no quita el hecho de que las monedas sean nidos de suciedad, puesto que pasan por muchas manos.

Aunque si es cierto que hay más gérmenes que en otras salas, no es verdad que sea donde más suciedad hay. Un paño de cocina o el teclado del ordenador tienen mucha más. Esto es debido a que gran parte de las bacterias se propagan a través desde nuestras manos, y a diferencia del retrete, el teclado es un elemento que no solemos limpiar.

Aunque el lavavajillas este permanentemente en contacto con agua y jabón, se debe lavar mensualmente para que no aparezcan hongos. Si queremos limpiarlo, podemos comprar productos de limpiezas específicos o recorrer a remedios más caseros como el vinagre

Aunque cueste de creer, la lejía es un desinfectante, no un detergente. Por eso, si queremos limpiar manchas o limpiar alguna otra superficie, la lejía no es la mejor opción. Esta funciona muy bien para eliminar bacterias.

Esta clase de productos, tienen la misma efectividad que los productos de limpieza más convencionales. Los dos son fabricados en laboratorios donde se hacen decenas de pruebas para comprobar su eficacia, el único elemento que los diferencia es que los productos con la etiqueta Ecolabel, cumplen con una construcción sostenible.

El jabón tiene como finalidad despojarse de la suciedad adherida, no la de eliminar la suciedad, esta función la realiza el agua. De hecho, algunos túneles de lavado industrial que hay en las cocinas profesionales, usan una cantidad ínfima de jabón en comparación al agua utilizada.